En estos tiempos de cambio acelerado, la escuela enfrenta el desafío inevitable de redefinirse, reubicarse y hacerse útil

La escuela como institución en la que se conjugan, complementan, modifican y reinventan los saberes, está en mora de hacer el cambio radical que por décadas se le ha pedido en todos los tonos.  Es innegable que ahora más que nunca esa separación que ha existido y existe entre el mundo de la vida y el de la escuela se hace muy evidente, pues casi que se ha generado una “brecha” si se me permite el término entre escuela y mundo exterior.  Nuestros  estudiantes han cambiado y lo han hecho a un ritmo vertiginoso, llegan a la escuela con un sinfín de saberes que en ocasiones no encuentran eco o bienvenida en ella.

De esta manera se observa cómo lo que ”enseñamos” carece de sentido, significado y utilidad.  Lo más grave de esta situación es que nos estamos quedando sin argumentos para convencerlos y convencernos  de que eso que enseñamos será útil en algún momento.  Definitivamente algunas de  las prácticas pedagógicas presentes en la escuela de hoy no corresponden a los niños y jóvenes de hoy, en ocasiones, pareciera que los estamos perdiendo, pues ellos no le encuentran sentido,  significado ni propósito a lo que hacen y aprenden en la escuela.  En ocasiones, además, se evidencia que nuestros métodos ya no corresponden, ni mucho menos impactan positivamente o ayudan a aquellos seres que se desenvuelven ágilmente en los entornos digitales que les ofrecen oportunidades de aprender muchas más cosas que si tienen sentido, significado y pertinencia para sus vidas.

Así las cosas, la escuela debe cambiar tanto en su estructura administrativa, espacial, temporal como curricular, para responder a las exigencias de un mundo y de unos estudiantes que han cambiado y seguirán cambiando al ritmo de las TIC.  Pero no solo el cambio debe darse en el aspecto cognitivo de la escuela, es prioritario que en el aspecto socio-emocional se de una verdadera revolución que aporte elementos y herramientas para contribuir a que nuestros estudiantes se socialicen, crezcan como personas que disponen de una cantidad descomunal de información y avances tecnológicos.